domingo, 11 de enero de 2009

AMPLITUD Y AUTONOMIA :NUESTRA LINEA EDITORIAL

Radio Sin Tierra
Frente a la crisis de participación social y política, a ensanchar los espacios para romper candados.


A 18 años de recuperada la democracia en nuestro país, los ciudadanos/as, hemos permanecido excluidos/as de participar en plenitud de derechos en el restringido sistema democrático que nos rige actualmente, en otras palabras y en corto, inhabilitados/as para incidir en la toma de decisiones sobre las distintas materias que nos afectan, cuestión que más allá de cualquier análisis, a la hora de los “quiubos”, es en definitiva lo que realmente pesa. Y como pesa! A pesar de la “democracia”; a pesar de las pavoneadas cifras macroeconómicas exhibidas por nuestro país; a pesar que se diga que “las instituciones funcionan”, el chileno y chilena de a pie, sigue pelando el ajo.

Ayer era la dictadura la que nos imponía – a sangre y fuego- sus decisiones. Hoy son los partidos políticos tradicionales -los de la "Concerta" y los de la Alianza- los que entre gallos y medianoche maceran acuerdos en pro de los intereses de los grandes capitales trasnacionales en detrimento de los intereses nacionales y a espaldas de la ciudadanía.

En este contexto, no es difícil comprender la crisis de participación social y política que afecta a nuestra sociedad. Súmele a eso, que cada vez que la ciudadanía se organiza para hacer valer sus derechos, y conquista espacios de participación social y político, éstos son deslegitimados, aislados e incluso hasta absorbidos por la clase política para desnaturalizar su propuesta y demanda original.

Frente a ello, no existe resistencia de peso. Ni las organizaciones políticas de izquierda, en franca bancarrota, ni las organizaciones sociales o gremiales, que operan desde sus demandas sectoriales sin poder revertir su aislamiento. Y como no, si la principal consecuencia de la exclusión social y política de la ciudadanía, es la promoción de una relación directa entre el individuo, en tanto beneficiario y el Estado; y el individuo, en tanto cliente, con los servicios privados. De esta manera se mutila su potencial en tanto actor social colectivo y articulador en la transformación de la sociedad, así como su condición de soberano/a en la co-construcción de los destinos del país.

Es esta situación la que explica la promoción y fortalecimiento de aquellas políticas tendientes a favorecer a unos pocos privilegiados, no importando que con ello y de pasadita, se afecte negativamente la calidad de vida de las grandes mayorías.

Por eso la apuesta central no pasa por hacerse de los espacios institucionales de poder o reformar el sistema binominal, en la pretensión de alterar las correlaciones de fuerzas existentes, ampliamente adversas para los intereses de esas mayorías ciudadanas.

Pareciera una perogrullada decir que lo que se requiere es de procesos de organización y articulación amplios, capaces de concentrar tras sí, los distintos sectores de ciudadanos/as, a fin de arribar a una propuesta política que exprese de la manera más potente, los genuinos intereses de las grandes mayorías, y de esa forma erigirse como alternativa real a los proyectos neoliberales que encarnan la Concertación y la Alianza, pero también alejado de una izquierda partidaria, que en su afán de recuperar espacios institucionales, desestima orientar su quehacer en pos de las transformaciones necesarias.
Lo que no es una perogrullada es plantearse la construcción de una alternativa real y viable, con alcance y sentido estratégico, esto es, destinado a detener el avance de los proyectos de los poderosos. Y aquello sólo es posible, impulsando con verdadera convicción, la participación social y política de la ciudadanía.

La radio que queremos o la que necesitamos?
No siempre lo que queremos es lo que necesitamos
La radio es un medio, un instrumento, una herramienta; no un fin en si misma. Por lo tanto la pregunta que debemos hacernos es ¿para qué hacemos radio?

Ante las innumerables tareas que debemos impulsar para arribar a estadios de mayor calidad de vida de los ciudadanos y su entorno, debemos considerar por una parte el estado en que hoy nos encontramos y por otra, los mecanismos que se requieren para revertir esa situación.

Hoy frente a la ausencia de una propuesta viable que permita a amplios sectores, acceder a una mejor calidad de vida, es necesario que estos sectores, vayan tomando conciencia de su real estado, y de acuerdo a ello erigir una propuesta, un habla y acción propia a fin de avanzar hacia la construcción de una alternativa real y viable a los proyectos existentes en nuestro país y que no dan cuenta de las anhelos, sueños y necesidades más sentidas por las amplias mayorías de este país.

Los medios de comunicación, dominados por los poderosos, no van a realizar la tarea de problematizar a las grandes mayorías sobre su situación, todo lo contrario. La programación de los medios de comunicación (TV; radio y prensa escrita, revistas), está orientada a atraer clientela. Su rol informativo ha quedado restringido a la mínima expresión y es concebida desde una sola mirada, la de los poderosos; prácticamente la participación de la “otra” mirada está ausente. Por otra parte los programas Light y de farándula hacen nata, lo que contribuye al alelamiento y enajenamiento de los públicos.

En ese escenario, se vuelve a preguntar. Que radio necesitamos?

La respuesta está más o menos esbozada: Contribuir a la construcción de un posicionamiento (eso no es filosofía, es política), que se tornará en habla propia, y por ende, camino propio, alejado de las canaletas de los poderosos (eso no es choreza, es autonomía)

Cómo?

1.- Delevando las limitaciones que tiene el modelo para amplios sectores de la población; revelando las inocuas acciones que se dan en forma aislada (por muy radicales que sean);
2..- Revelando nuestras potencialidades, aquellos proyectos y experiencias desde el campo popular, referenciales, que nos dan luz del camino a seguir para resolver localmente problemas más sentidos (educación, salud, delincuencia, consumo de drogas, cesantía, urbanismo ,medio ambiente etc.)
3.- Contribuyendo a la socialización de experiencias y a la articulación concreta de diversos sectores y al desarrollo de una identidad, de una conciencia y por ende de una fuerza común en pro de alcanzar una vida mejor.

NUESTRA LINEA EDITORIAL

1.- Un medio de comunicación social, que se concibe desde los elementos emancipadores de la cultura popular, esto es, crítica, cohesión, solidaridad, democracia y autonomía. De ahí que su propuesta es eminentemente política, lo que no se puede confundir con “partidaria”

Comprometido con la libertad, la verdad; con el progreso de los pueblos en justicia e igualdad, con el medio ambiente y el desarrollo local sustentable.

2.- De acuerdo a lo interior, independiente de cualquier poder político, grupo económico o credo religioso o partidista.

3.- Un medio de comunicación democrático e inclusivo, no dominado por ningún pensamiento único, donde se expresen las diversidades, los distintos puntos de vista, en especial aquellos que han permanecido ausentes en los medios de comunicación de los poderosos, es decir, de aquellos actores provenientes del mundo popular con clara conciencia de su posición, por ende con propuestas.

4.- Un medio de comunicación social que se plantee la recuperación de experiencias (a nivel local y latinoamericano) que promuevan un desarrollo, distinto, integrador, equitativo, más democrático.

5.- Un medio de comunicación que se constituya en la ventana, desde donde el sujeto se informe de las experiencias dignificantes y propositivas provenientes del mundo popular.

6.- Un medio de comunicación social que promueva el aprendizaje colectivo y continuo en pos de un desarrollo social y que se auto imponga constituirse en un espacio de aprendizaje, de intercambio de información y de reflexión sobre su práctica (que no se preste a la imitación de patrones culturales enajenantes como por ej. a la farándula)

7.- Un medio de comunicación social que vele por anteponer el interés público, (aquellas necesidades más sentidas y trascendentales de la vida de las personas), ante cualquier otra consideración (por ejemplo la farandulización).

8.- En un mundo pletórico de información, un medio de comunicación social, capaz de definir aquellos temas públicos de relevancia y explicarlos, y seleccionando temas concernientes a la lógica aquí planteada, priorizar y explicarla a la audiencia en términos sencillos)

9.- .-Un medio, que se plantea como eje los derechos humanos, los derechos de los niños, de las mujeres, de las minorías étnicas, las minorías sexuales y los derechos urbanos y ambientales.

10.- Un medio que se abra a la Participación con apertura política siempre que se centre en el sentir de la línea editorial, es decir, todo programa debe apuntar a la socialización de las agrupaciones vecinales y al trabajo comunitario y no partidario, como una forma de mantener la autonomía radial.

11.- Un medio que valorice lo local ,donde la comunidad que lo habita se expresa y construye identidad.
12.- Un medio que se propone ser un creador y articulador de redes vecinales y del trabajo comunitario .

Radio Sin Tierra : Comunitaria

' Cuando una radio promueve la participación de los ciudadanos y defiende sus intereses; cuando responde a los gustos de la mayoría y hace del buen humor y la esperanza su primera propuesta; cuando informa verazmente; cuando ayuda a resolver los mil y un problemas de la vida cotidiana; cuando en sus programas se debaten todas las ideas y se respetan todas las opiniones; cuando se estimula la diversidad cultural y no la homogenización mercantil; cuando la mujer protagoniza la comunicación y no es una simple voz decorativa o un reclamo publicitario; cuando no se tolera ninguna dictadura, ni siquiera la musical impuesta por las disqueras; cuando la palabra de todos vuela sin discriminaciones ni censuras, ésa es una radio comunitaria.
No se someten a la lógica del dinero ni de la propaganda las emisoras que así se denominan. Su finalidad es distinta, sus mejores energías están puestas al servicio de la sociedad civil. Un servicio, por supuesto, altamente político: se trata de influir en la opinión pública, de inconformar, de crear consensos, de ampliar la democracia. En definitiva -y por ello, el nombre- de construir comunidad. ''